Ensayo para la materia Taller de redacción de primer semestre, año 2012.
Foto y mano: Francisco Rosas |
- La Muerte -
La muerte siempre ha tenido un significado especial para los seres humanos, a mi parecer es uno de los actos más desconcertantes en la vida de las personas, aparte de significar la pérdida definitiva del cuerpo en el mundo material, no se sabe con certeza a donde va nuestra esencia, nuestra alma, el contenido de ese envase que ya no sirve más. Aquí entran en juego muchos factores que influyen en la percepción de la muerte en cada persona, una de las pocas situaciones que logra una unión y aflora los sentimientos más recónditos de cualquier humano.
Yo le tengo mucho respeto a esta ultima fase de la vida, no por el posible dolor que se apodera de un hombre con cada muerte de un ser querido, sino por el simple hecho de morir y posiblemente transgredir el tiempo y espacio, el acto de abandonar un cuerpo y emprender un viaje que para todos es incierto, a pesar de profesar una religión y mantener cierta fé jamás se está del todo seguro si en verdad existe un “cielo” un “infierno” o siquiera si exista un alma que viaje.
Yo siempre he mantenido dos creencias acerca de ese proceso, uno es el que ya mencionaba, el cuerpo deja de funcionar pero la esencia es para siempre y al romperse su “recipiente” esta tiene que buscar uno nuevo, no ir a conformarse con una habitación de lujo en el reino de los cielos o una celda en el infierno. Y mi segunda creencia es que un ser vivo al morir deja de ser en automático, deja de funcionar y no hay más, no existe tal alma, tal espíritu y energía, todo era producto de nuestros sentimientos, emociones y recuerdos hechos funcionar por el cerebro, al morir, el cerebro se apaga y junto con el todo lo que fuimos.
Me tocó vivir en una familia de gente mayor y a cada muerte era algo distinto, conforme fui creciendo iba asimilando y comprendiendo de diferente manera la muerte y no por mis familiares fallecidos, sólo era el hecho de que un cuerpo ya no se vería más con vida y me intrigaba demasiado el desenlace que este tendría. También quiero destacar que sentía algo extraño que hasta la fecha sigo sintiendo y sigo sin comprender, un sentimiento de lástima por quien murió. Se me figura como si estuviéramos todos los seres en un juego y quien muere es quien no resistió más y aunque se aferre a seguir jugando es imposible, no se puede perdió y debe marcharse, los que permanecen vivos entristecen obviamente porque echaran de menos al ser con quien tanto se divirtieron y compartieron el juego, ellos siguen jugando cada vez menos tristes pero con el recuerdo del expulsado en su día a día, algunos no resisten y decaen demasiado tanto que no pueden desempeñarse bien en el juego y dejan de disfrutarlo, ellos los que han dejado de disfrutar siempre tienen la opción de salirse por voluntad propia pero son vistos como unos cobardes ante los ojos del resto de los jugadores pues no aguantaron y decidieron rendirse. Mientras que el expulsado entristece también al ser echado del juego pues a nadie le gusta ser rechazado pero sólo puede limitarse a lo que se ha decidido para él, los rechazados sólo pueden conformarse con ver el juego desde afuera y esperar a que algún día pueda reunirse con uno de sus amigos.
“-Vente con nosotros-le dijeron-. En buen lio te has metido.” (Juan Rulfo, 1955: 130)
Algo que influye mucho en como la gente asimila la propia muerte o la ajena es el lugar en el que ha crecido, la cultura de su sociedad, la ideología, las creencias y religión si es que la profesan, etc.
Por estas razones cada sociedad toma de diferente manera la muerte, yo en lo personal estoy demasiado conforme y contenta con haber tenido la oportunidad de crecer en México y supongo que la misma cultura que existe alrededor de la muerte fue la que me hizo tenerle más respeto que miedo y desde que tengo memoria la he visto como un acto demasiado solemne y a la vez toda una festividad, por el nuevo paso que ha tomado el que muere, se le despide de la mejor manera y se le rinde un homenaje con mucho respeto a su memoria.
Para finalizar voy a citar un fragmento de un libro que marcó mi vida y simboliza perfecto todo el acto de muerte en un ser humano, la muerte intelectual, la espiritual, el estar muerto en vida es mucho peor que morir físicamente. Considero que las pasiones son lo que da vida al mundo, cada ser humano tiene alguna y la encuentra en cualquier cosa a lo largo de su vida, aquella persona que no tiene ninguna pasión en su vida vive condenado a ser un muerto viviente, sin tener satisfacciones personales y vivir cada día más gris que el anterior, supongo que es peor una vida sin pasiones que morir físicamente. La peor de las muertes es la espiritual, sin un cuerpo aún hay vida, pero sin espíritu se acaba todo.
“[…Porque mi cabeza es un lío
Porque no hago nada
Porque no voy a ningún lado
Porque odio la vida
Porque realmente la odio
Porque no la puedo soportar
Porque no tengo amor
Porque no quiero amor
Porque los ruidos están en mi
Porque soy un good ol’ estúpido
Sepan pues que moriré
Adiós adiós a todos
Y sigan mi ejemplo.
Tras firmar con letras claras y grandes, lo colgué —muy visible— en la pared. Comencé a silbar. Buscando el revólver…]” (José Agustín, 1964: 126-127)
- Juan Rulfo. (1955). Pedro Páramo. México, Editorial RM
- José Agustín. (1964). La Tumba (2da. Ed.). México, Debolsillo
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